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Historizar y corporeizar la ética— María Sancho de Pedro

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  Historizar y corporeizar la ética.


The Good Place (2016-2020) es una serie de comedia creada por Michael Schur que tiene conexión directa con la filosofía moral, puesto que el contexto de situación de la trama es el más allá. La serie juega con las consecuencias morales de nuestras acciones, con la dimensión ética que subyace al ser humano y plantea una crítica y una observación muy interesante de mencionar: la posibilidad de que el sistema político y económico que habitamos, el capitalismo, imposibilite o dificulte el ser correcto moralmente. Schur es consciente de que la filosofía moral no es única ni universal. La dedicación que puso en su libro divulgativo Cómo ser perfecto (2022) así lo demuestra. Sin embargo, no hace falta un consenso común sobre qué acciones son moralmente buenas o malas para entender cómo el capitalismo actúa como obstáculo a cualquier desarrollo ético. 

Ello se debe a la inusual combinación de un régimen que lo hace todo visible como mercancía a la par que oculta una realidad de fondo, precisamente por este fetichismo de la mercancía. No solo hablamos aquí en el sentido estricto más marxista de la expropiación del trabajador, sino que también de las condiciones de explotación que rodeaban a dicha producción. Pocos sistemas éticos estarían de acuerdo en que comprar cierto producto que han realizado menores en condiciones deficientes sería una acción moralmente admirable.    Si se evidenciara ante el consumidor la realidad que hay detrás de cierto producto, su deseo sobre el mismo probablemente disminuiría. Pero ocultar el mal que hay detrás no es suficiente. El capitalismo ha tejido una maquinara de marketing y de publicidad que no se limitan meramente a esconder los trapos sucios. La publicidad es el maquillaje que endulza el producto, que lo presenta como deseable y que se agarra a toda estrategia ética que pueda captar. Es así como surgen híbridos tan paradójicos y monstruosos como el capitalismo verde o el feminismo de empresa.

En ocasiones, estar acostumbrados, insensibilizados y ocultados de una realidad como la que esconde la explotación productiva se entreteje como excusa a la hora de justificar nuestras acciones moralmente. Dado que el capitalismo dificulta un consumo moralmente correcto, nos entregamos a la resignación y no incluimos ninguna preocupación ética en nuestras prácticas adquisitivas. Otras veces nos ocurre lo contrario: tratamos de ser perfectos moralmente, siendo veganos, reciclando, gastando más de lo que podemos en ser sostenibles con nuestras compras, cogiendo el transporte público aunque para ello tengamos que sacrificar horas de sueño y descanso, etc. ¿Es que acaso no hay término medio? 

Schur (2022), en la obra antes señalada, indica que el agotamiento moral debe tenerse en cuenta. Yo añado algo más: la ética siempre está históricamente situada, da igual a que código de conducta nos estemos refiriendo. Esto quiere decir que hacer, reflexionar o tratar de ejecutar una filosofía moral tratando de aislar el contexto en el que nos encontramos —un contexto de mercado y de capital— es hacer trampas. No se trata de echar toda la culpa al sistema hasta que nuestras manos queden lavadas como las de Poncio Pilato, se trata de ser conscientes de hasta qué punto llegan nuestras fuerzas. A veces nos encontraremos en una situación de precariedad laboral que no nos permitirá tener el sueldo ni el tiempo suficiente para comprar productos sostenible. Otras veces, un problema de salud mental se puede poner en medio de tratar de mantener una dieta vegana. Hay miles de situaciones concretas por las que realizar un juicio moral universal resulta, cuanto menos, conveniente. 

Historizar y corporeizar la ética precisamente trata de comprender esto último. Al estilo de Dona Haraway (1995), somos sujetos encarnados a los que no se les puede exigir las mismas demandas. Atender a la realidad de cada uno y solidarizarnos con aquellos que tienen un contexto más difícil de actuación cambia la perspectiva de muchos debates —por poner un ejemplo, como pasa con la realidad del aborto—. No tiene ningún sentido sostener que existe una ética tan perfecta que solventaría sin dificultad cualquier situación. Una verdadera ética será aquella que tenga la pluralidad y la diferencia, aquella que no ignore el entorno  del sujeto moral en su evaluación, sino que lo contemple como factor determinante en el proceso.


María Sancho de Pedro,

Historizar y corporeizar la ética.


 

Bibliografía

  • HARAWAY, D. (1995) Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Cátedra. 
  • MARX, K. (2008). El capital I, Siglo Veintiuno Editores, pp. 44-103
  • SCHUR, M.  ET AL (2016-2020). The good place [serie TV]. Universal Pictures Television, NBC.
  • SCHUR, M. (2022). Cómo ser perfect. La respuesta correcta a cualquier cuestión moral. Roca Editorial.


Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2023). Historizar y corporeizar la ética. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CL34). ISSN ed. electrónica: ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/05/historizar-y-corporeizar-la-etica-maria.html


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