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Como el corcho

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Como el corcho

«Los políticos están dotados de una naturaleza similar al corcho y su escasa densidad les mantiene siempre a flote». Esta ocurrente imagen la escribió José Castillejo en un original mecanografiado en inglés bajo el título Democracies Dethroned: A Study in the Light of the Spanish Revolution, 1823-1939. El original lo compuso a partir de apuntes que había tomado para las conferencias que impartió en Estados Unidos entre los años 38 y 39 del siglo XX. La Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y los avatares de la vida hicieron que tuvieran que pasar muchos años hasta que esas hojas mecanografiadas se tradujeran al español. José Castillejo murió en Londres, en 1945. Tuvieron que pasar sesenta y tres años para que el libro se publicara. Está ahí desde 2008: Democracias destronadas. Un estudio a la luz de la revolución española 1923-1939. ¡El libro es estupendo!

Para quienes no conozcan a Castillejo, un apunte revelador de su independencia intelectual: los de izquierdas intentaron «pasearlo» en el 36; el régimen franquista lo depuró en el 39. ¡Al exilio! Ni de los hunos ni de los hotros, que diría Miguel de Unamuno. El destino de José Castillejo fue similar al de Clara Campoamor o Manuel Chaves Nogales, cuyos libros también tardaron muchos años en «redescubrirse».

Pero hablemos del corcho y de la naturaleza suberosa de algunos políticos para mantenerse siempre a flote. Es todo un arte, el arte de birlibirloque, como diría José Bergamín, es decir, de torear, de quitar y poner, de donde digo Diego diré pliego y tan ancho que me quedaré. Para mantenerse a flote en política han de cumplirse al menos tres requisitos individuales: uno, tener escasa densidad intelectual —vamos, lo que viene a ser un alcornoque—, pero revestirla de un felema popular que te haga parecer menos tonto —o sea, más inteligente— que los tontos que te apoyan; dos, que te guste tirar con pólvora del rey; y tres, que sepas contar patrañas y vender filfas. A propósito de patrañas, así se titula un librito del polifacético José Moreno Villa, quien terminó exiliado en México. Allí murió en 1955, diez años más tarde que José Castillejo.

Esos tres requisitos individuales del político-corcho no le servirían para medrar sin que al menos se dieran también estos otros tres requisitos colectivos: uno, que haya una masa social con los mismos principios a los que el susodicho se adscribe, es decir, una masa que lo justifique y lo perdone porque «es de los nuestros»; dos, que haya otra masa social con principios antagónicos que refuerce la justificación y el perdón de la otra masa a cuyos principios el político-corcho se adscribe; y tres, quizás esencial, que ambas masas, los hunos y los hotros, tengan el discernimiento averiado o deficiente, es decir, que se traguen las patrañas y compren las filfas.

Por si fuera poco, con el advenimiento de la inteligencia artificial y su imparable desarrollo, cada vez nos resultará más difícil distinguir la verdad de la mentira, lo real de lo virtual. ¿Democracias destronadas? Hoy el problema no son las democracias ni los tronos. El problema somos nosotros mismos que cada vez tenemos menos de aristocráticos y mucho más de plebeyos tecnologizados. ¿Qué nos queda pues? Encomendarnos a la nobleza del alcornoque, del Quercus suber, el árbol, y procurar mantener el discernimiento intacto y siempre a flote, como el corcho.

 

Michael Thallium

Como el corcho

 

Cómo citar este artículo: THALLIUM, MICHAEL. (2023). Como el corchoNuminis Revista de FilosofíaÉpoca I, Año 2, (CV7). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/04/como-el-corcho.html

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3 comentarios:

  1. María Sancho de Pedro14 de abril de 2023, 23:54

    Siempre queda la opción de destronar a esos políticos-corcho y ocupar la política de lleno! (Por ejemplo jajajajja)

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  2. Genial Michael. Añadiría yo a los militantes corcho como necesarios para los políticos

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