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Postmodernidad gaseosa

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Postmodernidad gaseosa

La escena social en la que habitamos, en la cual el smartphone se ha convertido en parte integrante de nuestro propio cuerpo, convirtiéndonos en cíborgs sin apenas saberlo, ya que, -aunque no tengamos el smartphone implantado en nuestro organismo, realmente la manera en la que le damos uso es tal que forma parte constituyente de nosotros mismos-, se desarrolla, especialmente en los más jóvenes, de forma virtual.

 

Por todos es sabido esas escenas de grupos de amigos, que, estando en un bar o en un parque, todos o la mayoría de ellos están con cabezas agachadas, cada uno actualizando su Instagram, su TikTok, leyendo comentarios o viendo directos de otras personas, dejando en un segundo plano la presencia física de los demás, o el que menos, está pendiente de lo que sucede en las redes de forma simultánea con lo que sucede en el plano físico. Otros viven su día a día a través de una pantalla, publicando todo a cada instante sin vivir las experiencias, éstas las sacrifican por unos pocos «me gusta», es decir, por un estímulo. La forma en la que operan las redes sociales, las plataformas digitales etc., es a través de la estimulación permanente. 

 

Una estampa a la que ya parece que nos hemos acostumbrado y que sin embargo a mí personalmente no deja de causarme perplejidad es la de, cuando la gran mayoría de personas asistentes a un concierto se pasan gran parte del mismo o todo el tiempo grabando y publicando en redes sociales. De repente entran al concierto y se convierten en una especie de gato de Schrödinger donde, ni están en él totalmente, ni tampoco están plenamente en internet, parecen estar en un lugar indeterminado, no sé si intermedio, entre la realidad y la «digitalidad». Termina el concierto y creen que han estado en él, pero bajo mi entender ha estado una parte de esa persona (quizás el cuerpo), pero no ella en sí misma.

 

Otro caso es cuando al asistir con un amigo/a al cine, éste/a cada diez o quince minutos contesta al WhatsApp y envía fotografías de la película. Es algo parecido al ejemplo del concierto, pero incluso peor, ya que, por el contexto propio del cine, así como por el hilo argumental que hay que seguir de la película, es algo que carece totalmente de sentido y continuidad. Para colmo, muchas veces al mirar el asiento de al lado veo que otros están haciendo exactamente lo mismo, y yo me pregunto:

 

¿Pero por qué vienen al cine, qué sentido tiene?

 

La respuesta emerge con estupefacción: vienen al cine para publicar que han venido al cine. Ya la película o el concierto es un daño colateral o simplemente un fingimiento, aquí lo que importa es que se sepa que he ido y generar el contenido. La gratificación vendrá después a través de los me gusta (o no, si éstos no son los esperados).

 

Pareciera entonces que el tiempo de ocio no es ya ver la película, tomar algo, disfrutar del concierto o dar un paseo, sino que el ocio es lo que viene después, es decir, tras fingir todo lo anterior, el ocio es el feedback que otros hacen de tu falso ocio. Pero aún más peor es que dicho feedback, dicho estímulo viene dado, no sólo por personas que están haciendo exactamente lo mismo, sino que ni siquiera es un feedback. Muchas personas ya ni siquiera ven a lo que le dan me gusta, simplemente dan me gusta a todo y ponen cometarios con iconos cuasi aleatorios con el fin de recibir otro me gusta por parte de la otra persona. ¿No es esto algo de locos? Pareciere una especie de círculos concéntricos donde todo se interconecta, pero a la vez no hay conexión ninguna. Todo está gaseoso. 


En fin: la sociedad digital actual, nada que ya no sepamos.


Cómo citar este artículo: GONZÁLEZ PADILLA, AYOZE. (2022). Postmodernidad gaseosaNuminis Revista de Filosofía, Año 1, 2022, (CV7). http://www.numinisrevista.com/2022/10/postmodernidad-gaseosa.html

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3 comentarios:

  1. Lo de hacer fotos en el cine no lo he visto nunca (seguramente porque no me he fijado), me deja loco. Qué cosa más ridícula.

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  2. Toda la razón con lo que pone. El otro día estaba en el parque con mi niña y una pareja de adolescentes no tendrian más de 16 años. Estuvieron HORAS mirando el móvil 🤦 Ridículo.

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  3. Estoy muy de acuerdo! Realmente estamos tan pegados al móvil que es como si no estuvieramos a veces presentes. Una gran reflexión! Me quedo con la frase: "el ocio es el feedback que otros hacen de tu falso ocio" Estamos dejando de disfrutar la vida.

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