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En la isla de Zanzíbar

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En la isla de Zanzíbar



En 1946 ocurrieron muchas cosas importantes para quienes vivían en aquella época, pero irrelevantes para la mayoría de habitantes de la Tierra en el primer cuarto del siglo XXI. Y si nos remontamos a tal día como hoy de aquel año, apenas había transcurrido un año del fin de lo que hoy conocemos como la Segunda Guerra Mundial. Plena posguerra. 1946 comenzó con un martes según el calendario gregoriano que, a fecha de hoy, sigue vigente en la mayor parte de países del mundo —China, Afganistán, Irán, Mianmar, Korea del Norte, entre otros, tienen su propio calendario—, pero a saber si seguirá vigente dentro de un siglo. El 5 de septiembre de 1946, en el seno de una familia de origen indio —parsi para ser más precisos— nació un niño. Nada extraordinario. Todos los días nacen miles de niños. Bomi y Jer, el matrimonio Bulsara, vivían en Zanzíbar, por aquel entonces protectorado del Reino Unido. Allí parió Jer un niño al que llamaron Farrokh. Seis años más tarde, nacería su hermana Kashmira.

El 5 de septiembre podría ser un día intranscendente; de hecho, quizás lo sea. ¿Qué tiene de especial que aquel día naciese un niño cuyo nombre era Farrokh Bulsara? Nada si no fuera porque 24 años más tarde, en 1970, Farrokh Bulsara conoció en Londres al guitarrista y al baterista de un grupo de música universitario de poca monta llamado Smile que acababa de disolverse. Farrokh les propuso a Brian May y a Roger Taylor formar un grupo que terminaría llamándose Queen con la incorporación del bajista John Deacon. Fue entonces cuando nació Freddie Mercury —parece ser que la canción My Fairy King del primer álbum de Queen es el origen del nombre artístico de Farrokh Bulsara—, la estrella que terminó convirtiéndose en leyenda tras su muerte a causa del sida en 1991.


Si hoy viviera, Freddie Mercury cumpliría setentaiocho años. Desde el debut de Queen en 1973, los cuatro músicos grabaron un total de catorce álbumes de estudio: Queen (1973), Queen II (1974), Sheer Heart Attack (1974), A Night at the Opera (1975), A Day at the Races (1976), News of the World (1977), Jazz (1978), The Game (1980), Hot Space (1982), The Works (1984), A Kind of Magic (1986), The Miracle (1989), Innuendo (1991) y, póstumamente, Made in Heaven (1995). A estos álbumes hay que añadir otros en directo: Live Killers (1979), Live Magic (1986), At the Beeb (1989) y Live at Wembley ’86 (1992). Hay más, pero ya se publicaron después de la muerte de Freddie Mercury, quizás por aquello de mantener viva la leyenda y seguir haciendo dinero. Freddie Mercury compuso muchos de los éxitos de Queen: Killer Queen, Bohemian Rhapsody, Somebody to Love, We Are the Champions, Don’t Stop Me Now, Crazy Little Thing Called Love, Innuendo

En solitario, Freddie Mercury también grabó los álbumes Mr Bad Guy (1985), que no tuvo demasiado éxito —aunque tras su muerte, la canción Living on My Own se convirtiera en n.º 1—, y el conocido Barcelona (1988) con la soprano Montserrat Caballé.

Mi primer contacto con Queen fue en 1984 cuando sacaron el álbum The Works. Yo tenía 12 años. Fue por casualidad o, mejor dicho, por influencia materna. Recuerdo que mi madre me dijo que había escuchado una canción muy buena por la radio, I Want to Break Free, éxito que aún hoy sigue sonando y muchas personas conocen. La canción no la compuso Freddie Mercury, sino el bajista John Deacon. De ese álbum era también Radio Ga Ga, otro éxito que tampoco compuso Freddie, sino el baterista Roger Taylor. Fue así como me aficioné a la música de Queen. Empecé con The Works, pero luego me remonté a los álbumes de la década de los 70 —para mí los mejores de Queen— y el grupo británico se convirtió en mi favorito durante muchos años.

Vaya por delante mi admiración por Freddie Mercury. De hecho, mi nombre, Michael Thallium, está directamente relacionado con él. Sin embargo, tengo que decir que hay algo que siempre me rechinó. Me explico. Comencé a aficionarme por la música de Queen escuchando sus álbumes de estudio, impecables. Sin embargo, cuando escuché el primero en directo, Live Killers, me decepcionó —y mucho— que Freddie Mercury dejaba bastante que desear en los agudos, no daba ni uno respecto de las canciones en estudio. Y eso es algo que se puede escuchar en todos las grabaciones en directo. No daba ni una. Hoy quizás lo hubiera corregido con el autotune. Siempre he dicho que los buenos músicos se ven y escuchan en directo. Sirva como ejemplo la interpretación que el cantante George Michael hizo de Somebody to Love en el concierto homenaje a Freddie Mercury en 1992: George Michael la canta mucho mejor que el propio Freddie en cualquiera de las interpretaciones que dejó grabadas en directo. De hecho, si no hubiese sido por el baterista Roger Taylor, Freddie se hubiese quedado con el culo al aire en muchas actuaciones: Roger le daba los agudos. Eso es algo que cualquiera puede comprobar escuchando cualquier grabación de los conciertos de Queen.

En 1986, Queen vino a España de gira con The Magic Tour. Quise ir al concierto que iban a dar en Madrid, pero mis padres no me dejaron. Yo tenía 14 años y mis padres consideraron que un concierto de rock no era lo más adecuado para un adolescente. Así que me quedé sin verlos actuar y jamás los vería, porque aquella gira fue la última de Freddie Mercury al frente de Queen. El resto de canciones, hasta que murió, fueron grabaciones en estudio. 

Después de tantos años, creo que no me perdí nada interesante. La música rock en los estadios de fútbol suena atronadora y, sinceramente, creo que me hubiera llevado un chasco viendo que el cantante que admiraba no daba en directo ninguno de los agudos que había grabado en estudio. Aún así es innegable que Freddie Mercury tenía una fuerza arrolladora sobre el escenario. No obstante, yo hubiera preferido conocer al Farrokh Bulsara que nació aquel 5 de septiembre en la isla de Zanzíbar un año después de que terminase la Segunda Guerra Mundial.


Michael Thallium

En la isla de Zanzíbar



Cómo citar este artículo: THALLIUM, MICHAEL. (2024). En la isla de Zanzíbar. Numinis Revista de FilosofíaÉpoca I, Año 2, (RM40). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/09/en-la-isla-de-zanzibar.html


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