Ramón García Mateos
Tal cual. Así de seco, así de sencillo. Directo. ¿Para qué poner otro título? ¿Para qué buscar un título más grandilocuente, quizás más poético? «El artesano de las palabras», «La voz de la poesía castellana», «El maestro del verso», «El escritor de leyendas y olvidanzas»… No, no: Ramón García Mateos. Así de austero. Lo dice todo. Un nombre y dos apellidos. Ramones hay unos cuantos —Valle-Inclán, Gómez de la Serna, J. Sender…—; Garcías, dos muy conocidos —Federico y Gabriel—; y Mateos, ese gran poeta de Jerez de la Frontera, José, a quienes sus amigos llaman Pepín. Pero García Mateos solo hay uno: Ramón.
Su nombre lo escuché por primera
vez de labios de Ignacio Sanz. Estábamos en Segovia, en el taller de la Judería
Vieja donde Ignacio había dado forma a tantas pellas de barro durante décadas
antes de dedicarse exclusivamente a escribir. Y fue en ese alfar reconvertido
en taller de escritura, de angostas y empinadas escaleras, donde Ignacio Sanz
me habló de Ramón García Mateos, dedicatario de su libro Voces remotas.
—¿Quién es Ramón García Mateos?
—¡Hombre! ¡Ramón García Mateos!
Se acaba de jubilar como catedrático de lengua en un instituto de Cambrils, en
la provincia de Tarragona. Nació en un pueblo de la provincia de Salamanca
rayano con Portugal. Es un gran escritor que vive en un lugar remoto y que se
quedó sin padre siendo un niño…
Entonces Ignacio me recomendó que
leyera Comer, beber y contar, un libro muy peculiar de Ramón García
Mateos. Y eso hice. Por cierto, que menuda cuaterna de magníficos escritores
castellanos forman Ignacio Sanz, José Antonio Abella, Tomás Sánchez Santiago y
Ramón García Mateos. Comer, beber y contar es un libro para
degustarlo, una lectura para saborearla. ¡Nunca mejor dicho! Es una combinación
de historias fabulosamente escritas con recetas de cocina, de eso que Ramón
llama «cocina de la necesidad». Treinta platos cuya factura se relata con ese
lenguaje tan jugoso y rico de Ramón: sopas canas, gazpacho de segadores y
trilliques, patatas meneás, croquetas de brandada de bacalao,
ajobrollo, crestas de gallo a la zamorana, tamales de pollo con salsa de chile,
puchero granaíno con peras y membrillos, torrijas, arroz con
leche… A uno se le hace la boca agua, tanto por las sabrosas recetas como por
la prosa, tan suculentamente poética, de Ramón García Mateos. Quienes quieran
leer y disfrutar plenamente de este libro, tendrán que hacerlo como mínimo en
treinta días. Es verdad que se puede leer en mucho menos tiempo, prescindiendo
de la elaboración de los platos; pero hacerlo acompasando la palabra con los
fogones, arrimando historias y cocina, es un deleite para los sentidos que requiere
de calma, dedicación y amor. No es un libro de recetas de cocina; no es un
libro de relatos: es literatura culinaria, pura y bien sabrosa.
Pasaron los meses, y poco a poco,
fui descubriendo al enorme poeta —y también al extraordinario investigador y
crítico literario— que es Ramón García Mateos. Su voz literaria se enraíza en
la tierra, en el campo, en esos lugares que los urbanícolas dejaron de
frecuentar hace muchos años. Y su voz, la suya, la que sale de su boca y
resuena grave y profunda, es manantial de poesía: atrayente, sugerente,
subyugante. Ramón es de esos escritores a quienes una vez que los lees o
escuchas, te enganchan y te preguntas: ¡Pero cómo es posible que no lo conozca
más gente! Entonces te sientes impelido por ese afán del descubridor que quiere
pregonar a los cuatro vientos las bondades de su nuevo hallazgo… Y por eso
quisiera que todos leyesen Retratos y figuraciones, ese
extraordinario poemario que obtuvo en 2023 el Premio de Poesía Antonio
Salvado - Ciudad de Castelo Branco. Existe una versión bilingüe en
castellano y portugués. Como casi todo lo extraordinariamente bueno, no es
fácil de encontrar. Tampoco es fácil encontrar Nuevo ramo de viejos
cantares y otras coplas de varia intención.
Hay escritores que escriben
poesía, y luego hay poetas que escriben, da igual si en prosa o en verso:
siempre es poesía su voz. Ramón García Mateos es uno de esos poetas. Escribe
con una exquisita sensibilidad de artesano de las palabras. Su prosa es para
esos raros degustadores del idioma. Hay escritores que crean lugares
imaginarios que se convierten en reales para sus lectores, y luego está Ramón
García Mateos quien de un lugar real crea una leyenda humilde y prodigiosa, una
leyenda llamada a ser milenaria. Y convierte en mito las modestas vidas de la
gente: del niño enfermo, de la abuela, del tonto del pueblo, del pobre, del
descuidero… Y dentro de muchos años, cuando lo lean, no sabrán que ese lugar
existió y que esas gentes vivieron; pensarán que fue Ramón quien lo inventó
todo.
Michael Thallium
Ramón García Mateos
Cómo
citar este artículo: THALLIUM,
MICHAEL. (2024). Ramón García Mateos. Numinis Revista de Filosofía, Época
I, Año 2, (CV55). ISSN ed. electrónica: 2952-4105.
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