Walter von der Vogelweide
Ese es el título del álbum. Así, sencillo: Walther von der Vogelweide, el nombre de un hombre que a la mayoría de personas les resultará ajeno. Sin embargo, fue el más célebre Minnesänger de la Edad Media. Poco se sabe de su vida. Es un misterio. Por no saber, ni siquiera se sabe la fecha exacta de su nacimiento ni de su muerte. Y por no haber, no hay más mención de su paso por la Tierra que la que de él hizo en latín el obispo Wolfger de Erla allá por el año 1203: Walthero cantori de Vogelweide pro pellicio v solidos longos (Para Walther el cantor de Vogelweide, cinco chelines para una pelliza). Dicen que vio la luz del mundo en algún lugar de lo que hoy es Austria, alrededor de 1170, y que sus ojos se cerraron para siempre en Wurzburgo, hacia 1228. Si uno hace cuentas, le sale que vivió cincuentaiocho años. ¡No está mal para la época! Walther von der Vogelweide es el poeta alemán más importante de la Edad Media. De sus poemas y canciones se conjetura que fue viajero y noble. La única imagen que de él se tiene está en una iluminación del Codex Manesse: pura imaginación del iluminador que la hizo, porque el Codex data aproximadamente del año 1300, es decir, setenta años después de la muerte de Vogelweide.
Este es el
poeta al que Joel Frederiksen y el Ensemble Phoenix Munich (EPM) han dedicado
su último álbum, publicado recientemente por Deutsche Harmonia Mundi. Del arte del cantante y
laudista Joel Frederiksen ya hablamos hace algo más de un mes cuando
reseñamos A day with Suzanne, ese magnífico álbum
—imprescindible— en el que se funden canciones de Leonard Cohen con canciones
del Renacimiento francés. El álbum Walther von der Vogelweide es muy
distinto al anterior. Joel Frederiksen, coincidiendo con el vigésimo
aniversario de la creación del EPM, se sumerge en el Minnesang, el
mundo de los trovadores alemanes entre los siglos XII y XIV. La edición está
muy cuidada y el CD se acompaña de un libreto en inglés y alemán con unas
estupendas notas del profesor Marc Lewon, germanista y especialista en música e
instrumentos medievales. Diecisiete canciones y seseintaiocho minutos de música
interpretada por Joel Frederiksen (cítola y voz), Vincent Kibidis (arpa
románica), Félix Verry (fídula) y Anne Azéma (voz). La grabación se hizo en
marzo y agosto de 2022 en el refectorio de Heilsbronn, en Bavaria. En palabras
de Joel Frederiksen:
Los
instrumentos que utilizamos para la grabación son réplicas que pueden verse en
las ilustraciones de la Edad Media. La cítola se encuentra aún raramente en la
interpretación moderna; el mástil y el cuerpo de la que utilizamos en esta
grabación están hechos de una misma pieza de madera. El arpa y la fídula
podrían haber sido tocadas por el mismísimo Walther. Es muy probable que
los Minnesänger se acompañasen ellos mismos, pero lo que
tocaban exactamente sigue siendo incierto. Para dar vida a los textos de
Walther, empleamos los instrumentos en distintas combinaciones. Ocasionalmente,
hemos orquestado precisamente nuestros arreglos, en otros casos seguimos
encontrando versiones nuevas, espontáneas. Con el deseo de cantar los textos de
Walther, hemos encontrado soluciones por medio de contrafacta o
incluso nuevas composiciones en el estilo de las fuentes históricas. Estamos
muy agradecidos a musicólogos como Marc Lewon y otros que nos muestran el
camino. ¡El arte de Walther es el arte de la interpretación! Cantados y
tocados, nos acercamos más a los potentes y profundos textos de este artista
que si solo los leyéramos; nos sumergimos en un mundo antiguo que, después de
todo, no hace tanto que nos lo quitaron.
El contrafactum —en
plural contrafacta— es una técnica compositiva que consiste en
sustituir un texto por otro sin realizar cambios sustanciales en la música.
Como bien señala, Marc Lewon en las notas al programa:
Quien quiera
interpretar las canciones de Walther, se encontrará inevitablemente en un
callejón sin salida que termina en un muro insalvable: a excepción del la
famosa Palästinalied, no se conserva ninguna melodía completa que
sea definitivamente suya. ¿Qué hacer? Si uno mira de cerca, puede encontrar una
pequeña puerta en este muro: ¿un sendero hacia las melodías de Walther? Quizás,
pero un sendero escarpado.
El álbum se abre con un Spruchsang, un canto hablado a cópela por Joel Frederiksen, Zuo Rôme voget, zuo Pülle künic, un ejemplo de contrafactum; una joya, porque se conserva la notación musical
en lo que se conoce como «El fragmento de Münster». La siguiente canción es la
conocida Under der Linden, interpretada por Anne Azéma a la voz y Vincent
Kibildis al arpa… Y así van sucediéndose canciones en distintas combinaciones
de instrumentos y voz hasta completar las diecisiete pistas de este CD que
también incluye el famoso texto Ich saz ûf einem steine (Me senté sobre una roca) con el que se
representa a Walther von der Vogelweide en el Códex Manesse.
Los amantes de
la historia y la música estamos de enhorabuena, porque Joel Frederiksen y el
Ensemble Phoenix Munich nos traen sonoridades remotas que evocan ese misterioso
mundo de Walther von der Vogelweide, quien probablemente se pusiera el apellido
von der Vogelweide. En español su nombre sería Gualterio del Prado de
los Pájaros, anecdótico y extraño, sí, pero medievalmente poético.
Michael
Thallium
Walther von
der Vogelweide
Cómo citar esta reseña: THALLIUM, MICHAEL. (2023). Walther von der Vogelweide. Numinis
Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (RM29). ISSN ed.
electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/07/walther-von-der-vogelweide.html
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