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El enemigo en la sombra

  

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El enemigo en la sombra

Con la aparición de Podemos se ha normalizado una retórica que resulta preocupante. Desde sus mismos orígenes en las manifestaciones del 15M, hasta su establecimiento como partido más del orden político, figuras clave de Podemos han utilizado como elemento recurrente la supuesta existencia de una conspiración en la sombra que busca destruirles. Al principio, cuando se encontraban en la oposición, lo denominaban «las cloacas del Estado», pero desde que ha alcanzado el poder y se desgastan más y más, se refieren más a la ultraderecha, los medios de comunicación, etc.

Esta técnica, al buscar y señalar todo lo malo en un grupo amplio, vago y difuso, recuerda vivamente a la retórica de las dictaduras del siglo pasado: Durante el franquismo eran los izquierdistas y masones los que amenazaban con disolver la unidad nacional; en la alemania nazi era el judío que, como un titiritero, manejaba la sociedad a su antojo; y en la unión soviética era el burgués, el kulak, el chivo expiatorio de terribles hambrunas producidas por los pésimos programas agrarios. Así podríamos examinar los varios «enemigos en la sombra» de cada régimen autoritario o totalitario.

Por un lado, no resulta sorprendente, pues los movimientos de origen marxistas son de raíces hegelianas, y por lo tanto, dialécticos: siempre hay dos bandos claramente diferenciados, uno bueno y otro malo, no hay apenas lugar para grises o matices. Esta narrativa pseudo revolucionaria de luchar contra un «sistema» vago y difuso, puede funcionar como propaganda pre-electoral o narrativa que justifique la formación de un partido radical, pero no puede mantenerse en el tiempo una vez se ha conquistado el poder.

Pondré un ejemplo claro: Con el fracaso de la conocida como «ley del solo sí es sí», se ha vuelto a poner a los jueces en el punto de mira, tal y como se hizo cuando sucedió en el caso de la manada. En aquel momento se habló de no legislar en caliente, pero eso es exactamente lo que ha pasado, y ahora observamos las consecuencias de ello. Los jueces se limitan a aplicar la ley, la cual es redactada y aprobada por los órganos legislativos y ejecutivos. Pues bien, de la pobre redacción de dicha ley, advertida por asociaciones tanto judiciales como feministas, se ha generado la reducciones de penas o la liberación de más de cien violadores.

En vez de reconocer el error, Podemos y en especial Irene Montero, se han lanzado a acusar a los jueces con el peor delito que pueden cometer: prevaricación (es decir, juzgar en contra de lo que dicta la ley al respecto). Podría poner otros ejemplos como los empresarios, los youtubers, los medios de comunicación, etc., pero creo que para muestra un botón. Podemos, como partido, ha visto y creado enemigos en aquellos que no concuerdan no ya con su ideología, sino con los que critican sus proyectos con el honesto propósito de mejorarlos.

Hay un principio de cualquier revolución política en la historia, y que siguen igualmente los partidos de espíritu revolucionario: La revolución y sus protagonistas están destinados a ser devorados por sus propios hijos. En Podemos lo hemos observado con la progresiva desaparición de la cúpula original y en un énfasis dado a la «pureza ideológica». Lo mismo pasó con la Revolución Francesa, la Soviética, la Maoísta y demás. Los partidos vendrán y se irán en sus continuas luchas por el poder, pero que en el proceso se radicalice el discurso con apelaciones como a la del «enemigo en la sombra», es francamente preocupante. 

 

Sergio Cánovas

El enemigo en la sombra

 

Cómo citar este artículo: CÁNOVAS, SERGIO. (2023). El enemigo en la sombra. Numinis Revista de Filosofía, Año 1, 2023, (CD16). https://www.numinisrevista.com/2023/01/el-enemigo-en-la-sombra.html


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