Bea Lema: Una ventana a la resiliencia
emocional
Como todos los lectores de Numinis saben, este sitio cuenta con una sección de entrevistas y otra de artículos semanales. Hoy he escrito un artículo híbrido, porque la vida y la literatura mantienen un lazo inquebrantable y la autora Bea Lema, para mí ha sido todo un descubrimiento, alejado de los prejuicios y por tanto provocador. Llama la atención tanto por el fondo como por la forma y eso me parece admirable, porque se ha atrevido a desentrañar ciertos tabúes sociales, desde el fondo del alma y para eso hay que tener mucho valor.
El Cuerpo de Cristo, la primera novela gráfica
de la artista gallega Bea Lema, emerge como una obra conmovedora y profundamente
personal que explora la enfermedad mental a través de los ojos de una niña.
Publicada inicialmente en gallego por Astiberri y ahora disponible en
castellano, esta obra autoficcionada ofrece una perspectiva singular y emotiva
sobre los desafíos mentales y emocionales enfrentados por una familia en una
sociedad patriarcal y tradicionalista.
La trama se centra en Vera, una
niña que crece en un entorno donde un «demonio» parece acosar a su madre,
postrándola en cama y sumiéndola en profundos estados de desesperación. La
narrativa se mueve entre lo real y lo fantástico, con intervenciones de una
meiga -una figura de hechicera en la cultura gallega- y visitas regulares al psiquiatra, tejiendo un lienzo
donde la superstición y la ciencia coexisten en tensión constante.
Con cada página, Lema despliega
la complicada dinámica entre Vera y su madre. A pesar de las circunstancias
adversas y la presión de cuidar de su madre desde una edad temprana, el amor
incondicional entre ambas se erige como el pilar de la historia. Este amor es
el testamento de la fortaleza emocional y la persistencia de ambos personajes
frente a las adversidades.
Bea Lema no solo narra una
historia conmovedora, sino que también innova en su representación visual.
Realizada durante una residencia en la Maisons des auteurs en
Angoulême, Francia, destaca por un estilo gráfico impresionante que incorpora
dibujos, bordados hechos a mano y un diseño que evoca la ingenuidad visual de
los arpilleristas chilenos, así como motivos que recuerdan a la cerámica
española. Esta mezcla de técnicas y estilos no solo enriquece la narrativa,
sino que también refleja la complejidad de los temas tratados.
Su impacto ya trasciende el medio
impreso, con planes para una adaptación cinematográfica en forma de
cortometraje de animación, actualmente en producción. Esta expansión a otros
medios de comunicación visual promete llevar la poderosa historia de Vera y su
madre a un público aún más amplio, subrayando la universalidad y la relevancia
de los temas de la obra.
Sin duda, es más que una novela
gráfica; es un testimonio del poder del arte para explorar y expresar las
complejidades del amor, la enfermedad mental y la supervivencia emocional. A
través de su narrativa visual y temática, Lema no solo cuenta la historia de
una familia, sino que también ofrece una ventana a la experiencia de muchas
mujeres y familias en contextos similares, haciendo de esta obra un valioso
añadido a la literatura gráfica contemporánea.
He realizado una entrevista a la
autora, que reproduzco y transcribo a continuación, para que conozcáis un poco
mejor a esta singular artista coruñesa:
¿Qué te inspiró a abordar el tema
de la enfermedad mental en El cuerpo de Cristo? ¿Por qué este título?
Pues bien, el cuerpo de Cristo es
una autoficción, con lo cual está basado en mi experiencia vital y crecí
viviendo una situación muy similar a la que se narra en el libro, donde esta
enfermedad mental de mi madre también era un tabú en casa, lo que hizo que
creciera normalizando la situación, pero que realmente no supiera nada de su
origen y nunca nadie me explicara qué era exactamente lo que estaba pasando.
Así que no fue hasta que fui adulta, que un día me encontré con un informe
psiquiátrico y allí se etiquetaba lo que estaba pasando como un trastorno
delirante y esto me hizo querer entender qué había detrás de esa etiqueta. Así
que comencé una investigación, comencé a reconstruir nuestras vidas, también a
leer mucho sobre traumas, sobre enfermedad mental, y de ahí surgió el
cómic. El título del cuerpo de Cristo surge de la idea de cómo, cuando
nos vamos a los extremos, la religión puede resultar igual de dogmática que la
psiquiatría cuando propone como solución para cualquier tipo de trastorno mental
la medicación sin tener en cuenta el pasado o el contexto social y cultural de
las personas a las que están atendiendo. Así que de ese paralelismo surge el
título y también la imagen de la portada.
La técnica de bordado que
utilizas en ciertas partes de la novela gráfica es bastante única. ¿Qué te
llevó a integrar este arte tradicional en tu obra?
La técnica del bordado que
utilizas en ciertas partes de la novela gráfica es bastante única. ¿Qué te
llevó a integrar este arte tradicional en tu obra? Pues bien. Cuando trabajo,
lo hago de una forma muy intuitiva y el bordado entró de manera casual en un
primer momento. Pero ahora que lo veo pasado un tiempo, creo que el sentido de
meterlo en el libro fue como poner en valor un conocimiento que mi familia ha
estado presente durante varias generaciones, mi madre también se ha dedicado
toda la vida a coser y yo no recuerdo en qué momento aprendí porque crecí
viendo a mi madre coser en casa para vecinas y amigas, así que ha sido algo que
siempre ha estado ahí. Es una técnica asociada a las mujeres, a lo femenino.
Por ello, pienso que también nunca ha sido contemplada como una técnica que
formara parte, digamos, de las bellas artes. Y me gustaba como recuperarla, esa
labor que incluso a veces puede ser entendida como que históricamente se les ha
enseñado a las mujeres también como forma de sometimiento, porque es una labor
que lleva mucho tiempo y que incluso podía llevarlas a ser apartadas de otros
lugares sociales, otros lugares de participación en la sociedad. Entonces, para
mí era una manera de tomar ese conocimiento que he aprendido de mi madre y
utilizarlo de una manera creativa y expresiva. Esa ha sido la principal razón.
Por otro lado, esta es una técnica que se ha usado por muchas mujeres a lo
largo de la historia para representar sus realidades, como es el caso de las
arpilleras latinoamericanas, que me inspiraron desde un primer momento, y que
bebo de toda esa tradición.
El cuerpo de Cristo ha sido elogiado por su
representación auténtica de la enfermedad mental. ¿Cómo fue el proceso de
investigación y escritura para asegurarte de que la representación fuera
precisa y respetuosa?
Como comentaba antes, parto de mi
propia experiencia vital de haber acompañado a mi madre en su propio proceso,
con lo cual, creo que cuando se habla desde la experiencia, el resultado es muy
probable que sea honesto, pero el proceso también estuvo acompañado de muchas
lecturas, como, por ejemplo, el drama del niño dotado de Alice Miller, que fue
el primer libro que me hizo pensar que tenía una historia que contar, que habla
de cómo nos afectan los traumas de la infancia en la vida adulta o trauma y recuperación
de Judith Hermann, que habla también del estudio del trauma, y cómo se ha
estudiado a lo largo de la historia y, además, lo hace con perspectiva
feminista. Otros libros sobre antipsiquiatría, otros relatos de otras mujeres,
de sus relaciones con su madre. Supongo que el libro es el resultado de todas
esas lecturas, de mi propia experiencia y de muchas pruebas, de muchas páginas
que se quedaron fuera y otras que no. Ese es un poco el proceso de
investigación hasta llegar al resultado final.
En tu novela gráfica, exploras la
relación entre Adela y Vera de una manera muy íntima y conmovedora. ¿Cómo
lograste capturar la complejidad de esta relación tan singular?
Creo que la relación entre Adela
y Vera es muy particular porque viene dada en algunos momentos con la inversión
de los roles de madre e hija, donde la hija es la madre de su propia madre y
donde se da una intimidad que no se daría de otra manera si no hubiera la
enfermedad de por medio. Esa enfermedad hace que Vera acabe siendo la
confidente de su madre, pero también la cuidadora, pero también la que comparte
momentos de intimidad que no comparte nadie más. También intenté que hubiera
una que fuera realista o intentar como capturar diferentes momentos que están
en esos momentos de amor, pero también hay momentos de violencia, pero hay
momentos de rechazo, pero hay momentos de incomprensión que creo que es lo que
se da en cualquier relación entre madre e hija. Entonces, creo que mi intención
fue plasmar la diversidad emocional que pueda haber en esa relación.
El cómic aborda temas familiares
y sociales profundos. ¿Qué desafíos enfrentaste al equilibrar la historia
personal con el contexto más amplio de la sociedad española?
Construir la historia para mí fue
complejo porque me estaba enfrentando a mi primer proyecto como largo.
Entonces, se vino un poco dando. Yo trabajo como haciendo historias
autoconclusivas de una, dos, tres páginas y al principio trabajaba como con
historias sueltas, no tenía como un hilo argumental claro. Entonces, cuando
tuve un nivel considerable de historias, lo que hacía era jugar a ordenarlas y
ahí ya surgía como una narrativa. Y en los huecos que había, como entre una y
otra, los iba rellenando con más y más historias. Y digamos que el contexto más
social, pues también iba apareciendo de manera natural. Es importante, al
final, como pienso que para entender a los personajes, también entender en qué
circunstancias crecieron y a qué retos tuvieron que enfrentarse condicionados
por eso. Entonces, digamos que surgió también de una manera orgánica. Sí, así
fue.
El cuerpo de Cristo ha recibido elogios por su
innovación formal. ¿Cómo decidiste sobre los diferentes estilos de arte y la
técnica de coloreado para reflejar las diferentes emociones y períodos de
tiempo en la historia?
Tenía claro al principio que
quería que hubiera un contraste entre la dureza de la historia y una gráfica
más infantil y más ingenua. Esto sí que lo tenía claro y quería que fuera
colorista, porque al principio la historia empieza cuando eras una niña y la
historia está contada desde su punto de vista. Quería que hubiera una conexión
entre su ingenuidad, pero al mismo tiempo lo difícil que era la situación. Y
después está esta parte donde se va más a la gama de los grises en cuanto al
color y digamos que eso también surgió por cómo se iba dando a la historia, las
partes más oscuras, más de psicosis vinculadas al delirio, las partes más
oscuras, también me pedían cómo cambiar la paleta a los grises. Y después
también la representación, que es toda como muy frontal, pues también viene
dada por mis habilidades dibujísticas que yo, en realidad, vengo del diseño
industrial y cuando decidí empezar a dibujar, aunque es algo que he hecho desde
niña, pues sí que lo dejé de hacer en un momento y mis habilidades se quedaron
un poco paradas en el tiempo. Mis recursos vienen dados por esa limitación y
entonces lo que hice es intentar exprimir mis habilidades dibujísticas dentro
de su limitación. Y eso iba marcando lo que yo podía hacer. Juego mucho con la
página, con los blancos, pero nunca voy a hacer una gran perspectiva porque mi
habilidad técnica no me lo permite. Y después podría hablar del bordado. El
bordado, como comentaba antes, empezó de una manera casual y como me fascinó un
poco como esta nueva forma de dibujar con el tejido, empecé a investigar y
desarrollé los bordados más coloristas, que en un momento decidí que los quería
utilizar para enfatizar algunas ideas, algunas emociones en momentos muy
concretos. Y después está la parte del blanco y negro, que fue como un
experimento. Bueno, sí, unas pruebas que hice cuando empecé a abordar con
máquina, porque esas páginas están hechas con una bordadora. Y bueno, lo que
salió fue eso. Me pareció interesante meterlo y, como tenía una gráfica muy
diferente, pensé que sería interesante para la parte del flashback, para que
estuviera muy claro que había un salto temporal. Y eso es todo.
¿Cómo ha sido la recepción del
público a tu obra, especialmente considerando su abordaje único y la mezcla de
estilos artísticos?
La acogida ha sido increíblemente
buena. El libro se ha publicado en Francia, en España, y este año se publicará
también en Italia y en Portugal. He recibido el premio del público de Angulén,
que es el festival referente en Europa y siento que llega al público, que llega
a personas muy diferentes, de diferentes edades, con diferentes sensibilidades,
y creo que se debe, por una parte, a por el bordado, que es como que llama la
atención. Es poco habitual. Y también porque creo que la artesanía ahora mismo
vive como un resurgir, como ese espacio que buscamos, un poco de parar nuestros
ritmos, de deleitarse, de salir un poco de las pantallas, de disfrutar de
trabajar con las manos y creo que eso le ha beneficiado. Y, por otro lado, creo
que los temas que se tocan, como es la salud mental, que también es algo que
está de actualidad, a lo mejor no tanto como los trastornos más asociados a la
psicosis o a los delirios, pero sí que creo que estamos preparados para ir un
paso más allá. Por último, los temas que se tratan son temas universales,
porque todos somos mínimo hijas o hijos, todos hemos tenido una infancia con
unas familias más o menos funcionales, pero que siempre puede haber algún
episodio violento, puede haber una enfermedad, puede haber en algún momento una
persona dependiente. Entonces, creo que es fácil verse ahí en mayor o menor
medida. Y creo que eso es la clave de su éxito, aunque, quién sabe, es algo
impredecible.
El tema de los prejuicios sobre
el estilo gráfico ¿Cómo manejas estas percepciones y qué mensaje esperas que
los lectores obtengan de tu obra más allá de esta posible recepción (desde mi
punto de vista, errónea)?
Entiendo que con esta pregunta te
refieres si alguien puede pensar que es algo como infantil por la gráfica. No
me ha llegado esto, la verdad. Creo que esa confusión que puede generar le ha
beneficiado al libro porque creo que hay personas que se acercan a él porque
les parece muy bonito y cuando lo leen se encuentran algo que no esperaban.
Entonces, creo que eso juega a su favor, porque es como que atrae a las
personas que, quizás, si la gráfica fuera más oscura, les generaría un rechazo.
Así que sí, creo que juega a su favor. Y, por otro lado, el retorno que a mí me
llega, pues la verdad es que es muy positivo. Entonces, no considero que esto
sea un problema.
El libro ha sido nominado y
premiado en varios festivales de cómics. ¿Cómo ha sido tu experiencia al
recibir este reconocimiento por tu trabajo?
Pues bien, el momento de los
premios es muy gratificante. Cuando trabajo, intento no pensar en qué
resultados podrá dar ese trabajo, porque eso puede ser muy frustrante. Así que
pienso en disfrutar el proceso, en que pasármelo bien mientras dibujo, mientras
investigo, mientras pienso en la historia. Yo todo eso lo disfruto mucho y lo
pongo siempre por delante. Ahora bien, cuando ya está fuera y tiene
reconocimiento, pues es muy agradable, la verdad, como la guinda del pastel.
Sobre todo, el premio de Angulem, teniendo en cuenta que ese festival es
referente, que están figuras muy reconocidas dentro del sector, llegar ahí con
este libro que es un poco particular, y ver que llega, que llega además, o sea,
que obtiene el premio del público, que eso como que reafirma que llega a las
personas, el público, el jurado era muy numeroso, creo que eran como 18
personas, y no recuerdo mal, muy diversas. Entonces, para mí ese es el mayor
premio, que se lea, que llegue a lectores y lectoras diferentes.
Arantxa Serantes
Bea Lema: Una ventana a la resiliencia
emocional
Cómo citar este artículo: SERANTES, ARANTXA. (2024). Bea Lema: Una ventana a la resiliencia
emocional. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año
2, (EN5). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/04/Bea-Lema-Una-ventana-a-la-resiliencia-emocional.html
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