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La x: un lenguaje no tan inclusivo

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La x: un lenguaje no tan inclusivo

En la labor de revisión de textos académicos para su publicación en esta revista me he encontrado en un par de ocasiones con el uso de la x como morfema flexivo. Esta estrategia se inserta en el paradigma del lenguaje inclusivo con la finalidad de no suponer el género de las personas apeladas y poder así paliar los trazos sexistas del lenguaje. Sin embargo, el uso de la x, así como el de la arroba o la barra baja, es problemático por dos razones que en la columna de hoy me propongo exponer y reflexionar sucintamente. Además, como medida alternativa, quiero recordar el uso de la e, cuyas ventajas intentaré explicar y defender. Antes de empezar, no obstante, quiero agradecer a todas las personas con las que he hablado sobre este tema y a María, compañera de la revista y amiga, por animarme a tratarlo en una columna.
El primer inconveniente que presenta la x, y los otros caracteres ya mencionados, es que no es una vocal y, por tanto, no funciona de forma efectiva como morfema flexivo de género. No genera el espacio vocálico característico de la flexión de género española y así dificulta el ritmo de articulación fonética que repercute sustancialmente en la activa comprensión del texto/conversación. Además, la x obstruye la pronunciación del morfema flexivo de número plural, pues esta letra representa la suma de los sonidos [k] y [s] y este último es el utilizado en español para pluralizar los sustantivos, adjetivos y pronombres. Ejemplos de ambas dificultades son chicxs, todxs y nosotrxs, que, aún pudiéndose leer sustituyendo la x por la vocal asignada al género sentido, continúa impidiendo en la mayoría de casos una efectiva lectura/conversación.
El segundo inconveniente (derivado del primero) que presenta la x es su imposibilidad articulatoria por parte de los softwares de lectura para personas con dificultades o discapacidades visuales. Esto es, los programas que permiten leer textos en voz alta a personas ciegas o con baja calidad visual no son capaces de procesar la x como morfema flexivo de género y no pronuncian correctamente las palabras que la presentan. Esto afecta a la comprensión del texto, pero ante todo excluye a las personas discas de los mecanismos lingüísticos que apelan a la inclusión y del conocimiento textual al que tienen derecho a acceder. De este modo, no solo habría que fomentar (y replantear) la lengua de signos o el braille para una mayor y nutritiva inclusividad, sino reconsiderar (y consensuar) también las ya propuestas estrategias escritas de inclusión en torno a los retos que pueden suponer para personas que son sistemáticamente excluidas. 
Ante esto, quisiera concluir esta breve columna recordando el uso de la e como alternativa, y es que resuelve ambos inconvenientes: es una vocal, y permite así la correcta pronunciación y comprensión del texto/conversación, y su articulación es posible por los softwares de lectura para personas discas. Esto es visible en la flexión de los previos ejemplos con la e: chiques, todes y nosotres. Esta vocal también se utiliza y considera como el morfema flexivo de género no-binario, mas creo que este fenómeno presenta suficiente potencial como para empezar a utilizarlo habitualmente como morfema flexivo de género neutro. Así, más allá del legítimo uso por parte de personas no-binarias de la e como morfema personal de género, esta puede abrir un espacio seguro de apelación que no caiga en sesgos sexistas y evitar, de paso, otros mecanismos de inclusión quizá poco efectivos como el desdoblamiento.

Ceres López García

La x: un lenguaje no tan inclusivo

Cómo citar este artículo: LÓPEZ GARCÍA, CERES (2023). La x: un lenguaje no tan inclusivo. Numinis Revista de FilosofíaÉpoca IAño 2, (CL10). ISSN ed. electrónica: 2952-4105https://www.numinisrevista.com/2023/09/la-x-un-lenguaje-no-tan-inclusivo.html

1 comentario:

  1. Lo primero es animar a la gente que lee estas y otras columnas dejen su opinión, a mi me gusta hacer saber mi parecer al autor del escrito, hay que comunicarse más. Columna corta pero suficiente para pararse a pensar que no todos tenemos los mismas capacidades para leer pero si el mismo corazón para sentir la lectura. Felidades Ceres!!.

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