El verano es una época de festivales, un periodo en que la música se convierte en un motivo o una excusa para reunirse y festejar la vida. Durante este tiempo, podemos aparcar las preocupaciones cotidianas y volcarnos en el ocio y el disfrute. Descubrir nuevos lugares, conocer gente variada, abrir la mente a otras culturas musicales… Quién no ha ido alguna vez a un festival, aunque haya sido para ver un solo concierto, y se ha contagiado de ese ambiente liviano y risueño, de ese espíritu que despierta la comunión de tantas personas unidas por un mismo interés. Aunque más allá de los festivales multitudinarios que se nos pueden venir a la cabeza (aquellos que están cada vez más masificados y rendidos a los intereses comerciales), existen muchos otros que se proponen experimentar la fiesta de formas diferentes.
Buen ejemplo de ello es el
Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS), que este año celebra
nada menos que su trigésima segunda edición. Una actividad organizada por la
Diputación de Huesca que se ha extendido durante todo este mes de agosto por
diversas localidades del Alto Aragón, principalmente de la Comarca de la
Jacetania. El FICS lleva décadas comprometido con la recuperación y la
preservación de nuestro patrimonio musical, en especial de las músicas
comprendidas entre la Edad Media y el Barroco y vinculadas a la península
ibérica. Un festival que no solo nos permite conocer épocas pretéritas, sino
también lugares fascinantes, como son los pueblos cercanos al Pirineo aragonés.
Y este año su programa se vertebra, precisamente, en torno al concepto de lo
festivo, dado que ha coincidido con la exposición Signos. Patrimonio de
la fiesta y la música en Huesca: siglos XII-XVIII.
¿Cómo eran las fiestas en el
pasado? ¿Qué música se tocaba entonces? ¿Cómo se bailaba? Estas son algunas de
las preguntas a las que han tratado de responder los conciertos de este año. Un
recorrido por músicas festivas de época medieval, renacentista y barroca que ha
requerido una profunda investigación musicológica en archivos como los de la
catedral de Jaca, la de Huesca o la de Barbastro. El concierto del 28 de julio
a cargo de la Capella de Ministrers, por ejemplo, supuso la recuperación y la
transcripción del manuscrito del Canto de la Sibila, una
composición que solía interpretarse en la víspera de Navidad, durante la misa
del gallo. Este trabajo fue llevado a cabo por Carles Magraner (director de la
agrupación) y la catedrática en musicología Maricarmen Gómez Muntané. De modo
similar, Eduardo López Banzo, director de Al Ayre Español, rescató muchos de
los villancicos que se encontraban en la catedral de Jaca para su
representación el 19 de agosto. Y no menos importante es el estudio que hizo el
grupo Chiavette, con Javier Ares a la cabeza, del repertorio que se habría oído
durante la Feria de Nuestra Señora de la Candelera para su concierto en
Barbastro el 30 de julio.
Además de estos trabajos de
investigación y preservación patrimonial, también está la reconstrucción de las
músicas y danzas medievales de los peregrinos del Camino de Santiago que hizo
el sexteto de Luis Delgado el 12 de agosto. O el programa que tocó la Capella
de Ministrers en el monasterio de Sijena el 29 de julio, recreando lo que
hubiera sido la Semana Santa de las monjas de Sixena. O la interpretación que
hizo el grupo Ilerda Antiqua de las composiciones vivaldianas del Petre Rosso
para ilustrar cómo habría sonado en otro tiempo el carnaval de Venecia. En
definitiva, un conjunto de magníficas actuaciones que devolvió a la vida a
muchas obras olvidadas, y que lo hizo en su mayoría en los lugares donde fueron
concebidas.
Pero el FICS no solo se ha
ocupado de recuperar composiciones antiguas, también ha querido darles un
enfoque novedoso y multidisciplinar que ha permitido conectar con el público y
el contexto actual. Buen ejemplo de ello es el concierto del 5 de agosto que se
celebró en la Ciudadela de Jaca, donde el grupo L’Hostel Dieu se encargó de
fusionar la estética barroca con tendencias urbanas como el beatbox o
el hip-hop dance. Igualmente, Les Sacqueboutiers de Toulouse traspasaron
fronteras musicales el 3 de agosto en Hecho con su espectáculo Vita
Bella, en el que mezclan la improvisación, la música tradicional y la
música antigua de diversas regiones de España, el Mediterráneo, los Balcanes y hasta
Japón. Otra propuesta interesante es la que tuvo lugar el 13 de agosto en
Canfranc Estación, donde el actor Pepe Viyuela se dedicó a recitar poemas de
Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Garcilaso de la Vega acompañado de la
música de la Capilla Jerónimo de Carrión.
Estas y otras muchas actuaciones
han confeccionado un programa rico y diverso que ha dado a conocer la música y
los bailes de distintas festividades. Y todo ello aderezado con actividades de
lo más variado, como conferencias, proyecciones de cine, excursiones o mercados
medievales. Una cita ineludible para los amantes de la música antigua, pero
también para todos aquellos que se atreven a acercarse a la cultura desde un
prisma diferente, con curiosidad y sin prejuicios. En esta época de festivales,
donde proliferan los espectáculos masificados que buscan ganar a toda costa el
mayor rédito económico, todavía quedan eventos como el FICS que se proponen
recuperar y mostrar desde nuevas estrategias comunicativas el legado histórico
de nuestra extensa cultura.
Héctor Montón Julve
Sobre fiestas y festivales: el
XXXII Festival Internacional en el Camino de Santiago
Cómo citar este artículo: MONTÓN JULVE, HÉCTOR. (2023). Sobre fiestas y festivales: el XXXII Festival Internacional en el Camino de Santiago. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (RM 28). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/08/Sobre-fiestas-y-festivales-el-XXXII-Festival-Internacional-en-el-Camino-de-Santiago.html
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