Pensiones:
Demagogia e incompetencia
Pocas cosas de la política española están más sujetas a la demagogia, incompetencia y mezquindad que el tema de las pensiones. Todo lo que rodea una subvención directa del gobierno a sectores de la población está especialmente sujeto a ser el objetivo de la manipulación política. Desde el gobierno (y los anteriores dicho sea de paso) se nos ha insistido una y otra vez que no hay problema, o que si lo hay, se trata de uno menor y de fácil solución. Con este tono entraba hace años el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, que llegó a decir en una entrevista radiofónica que las pensiones eran completamente sostenibles.
La reforma que al final acometió
dicho ministro (innecesaria si, según sus propias palabras, las pensiones son
sostenibles) es superficial y no acomete el problema de raíz. Las pensiones, al
menos tal y como están configuradas, no serán sostenibles en dos generaciones,
en una incluso si quisiéramos ponernos en lo peor. Esto es porque la población
vive cada vez más tiempo, mientras que al mismo tiempo hay cada vez menos gente
en edad de trabajar que pueda contribuir a la seguridad social.
Por lo tanto, y por simple lógica,
la gente vive cada vez más tiempo y por ello percibe una pensión por más
tiempo, de tal forma que cada vez hay menos trabajadores que puedan
contribuir a la seguridad social. Las pensiones son, de lejos, la mayor partida
en los Presupuestos Generales del Estado y de la Seguridad Social de 2022, y lo
serán aún más en los años venideros. La situación es especialmente grave en
regiones muy envejecidas como Asturias, cuya proporción de trabajadores con
respecto a los jubilados es casi de 1:1.
Por supuesto, si tenemos en cuenta
la subida del IPC, el aumento de los costes sanitarios o el efecto de vaivenes
como el de la inflación, el tema se vuelve mucho más complejo y desalentador.
¿Hay soluciones? Las hay, pero en su mayoría son superficiales y no resuelven
el problema de fondo. Extender la edad de jubilación o aumentar el nivel de las
cotizaciones base son parches que poco pueden hacer para detener el derrumbe de un
edificio sumamente deteriorado.
Lo más sangrante de todo, y quiero
hacer especial hincapié en ello, es la manipulación que la clase política, sin
importar de qué partido, ha realizado con respecto al tema. Manteniendo en la
oscuridad a la mayoría de la ciudadanía aún a día de hoy. Sin embargo, se
entiende por qué se pasa del tema de puntillas; las pensiones son una parte
esencial del estado del bienestar, que a su vez es la base de las democracias
europeas. Si se da a entender que las pensiones no son sostenibles, quizá los
ciudadanos empiecen a pensar que el estado del bienestar no es tan bueno ni
perfecto como se presenta a sí mismo.
En suma, realmente no concibo una
solución a largo plazo a menos que el paradigma cambie radicalmente. Por ahora,
el tema de las pensiones es una bomba de relojería cuyo temporizador nos es
desconocido. ¿Estallará en un año, en cinco, en veinte? No lo sabemos
exactamente, pero a menos que se hagan profundas reformas en el sistema, este
seguramente será insostenible en una generación.
Sergio Cánovas
Pensiones:
Demagogia e incompetencia
Cómo citar este artículo: CÁNOVAS, SERGIO. (2023). Pensiones: Demagogia e incompetencia. Numinis Revista de Filosofía, Año 1, 2023, (CD19). https://www.numinisrevista.com/2023/02/pensiones-demagogia-e-incompetencia.html
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