Indoctrina,
que no es poco
A estas alturas de mes ya se han repartido las notas a todo el alumnado; alegrías y llantos, sorpresa y tristeza, el esfuerzo ha recibido su mérito, la desidia y el pasotismo también. Mientras tanto, en uno de los pasillos del centro, escucho a un abuelo que vino a recoger las notas de su nieto: «la educación ya no es lo que era». Ante esta sentencia no me queda otra que asentir, pues es verdad, tanto para lo bueno como para lo no tan bueno (no digo malo porque, siguiendo el espíritu de la LOMLOE, puede dañar la autoestima del alumnado). Es normal que la educación haya cambiado, al abuelo y al nieto los separa un abismo de años, de formas de entender la vida, la sociedad y un largo etcétera que podríamos resumir como que el mundo es distinto para los dos. Lo único que permanece ante los cambios generacionales es la necesidad de la educación, pero a esta la acechan desde muchos lugares.
Para reflexionar sobre la educación quiero ayudarme del
pensamiento de Adela Cortina y hacer del mismo una carta a los reyes magos con
mis mejores deseos para la educación.
Cortina, en «Educar en un cosmopolitanismo arraigado», dice
que existen dos formas de entender la educación: educar e indoctrinar. El
indoctrinador quiere transmitir contenidos morales herméticos que proporcionen
respuestas definitivas que hagan el no querer buscar más. El educador quiere
que el niño tenga autonomía de pensamiento moral proponiendo una moral abierta.
La indoctrinación es el equivalente a la palabra adoctrinar que tan mala fama
tiene en educación. ¿Qué ocurre en la educación? Tenemos indoctrinadores y
educadores, éstos últimos, la mayoría, son los que se baten el cobre con
el alumnado cada día y buscan que sean autónomos y libres.
Tengo claro quiénes son los educadores, pero no parece tan
claro quiénes son los indoctrinadores. Consciente de que esto es políticamente
incorrecto, y consciente que me importa poco serlo o no, he de afirmar que los
indoctrinadores son los gobiernos de turno: azul, rojo, verde, naranja son
colores que buscan en la educación vehicular su ideología. Ninguno está exento
de esto. Todos los gobiernos usan la educación como la esquina donde orinar
para dejar su huella, véase que las leyes de educación no son conocidas por la
fecha de publicación de los reales decretos sino como Ley Celaá, Ley Wert, etc.
La educación forma a la persona y a través de ella a las sociedades. Controlar
la educación es controlar la sociedad. De ahí su importancia y por ser este un
hecho fundamental es necesario que se llegue a un acuerdo sobre la educación,
el famoso y utópico pacto educativo que tanto se nombra, que servirá para darle
continuidad a las leyes educativas y que estas no cambien con cada cambio de
gobierno. Para conseguirlo es necesario un acuerdo de mínimos porque de máximos
es muy complicado en una sociedad tan polarizada. De este factor depende,
aunque en parte, la calidad de la educación pública.
Algo que me ha llamado la atención desde hace ya tiempo es
que muchos dirigentes políticos no llevan a sus hijos a centros educativos
públicos sino concertados o privados. De mi experiencia en la concertada puedo
ratificar esto que digo, pero es más, si nos fijamos en la actual ministra de
educación, Pilar Alegría, constatamos este hecho: su hija va a colegio privado.
No se entienda aquí que ir a un colegio privado sea malo, los padres aún tienen
la libertad de elegir centros para sus hijos, pero es llamativo el hecho cuando
es ella la que aboga por una educación pública y de calidad mientras hace eso.
¿Quizás sea que no se lo cree?
Para finalizar, y con el mejor deseo para una educación de
calidad, quisiera que las asignaturas que son del ámbito de la filosofía,
dígase Educación en Valores Cívicos y Éticos y Educación para la Ciudadanía y
los Derechos Humanos, sea impartida por profesorado de Filosofía, pues son
expertos en la materia, y no se le dé a profesorado de otras asignaturas para
completar horario. Zapatero a tus zapatos dice el dicho.
Sin más, deseo a toda persona que lea este breve artículo
que pase una muy feliz Navidad.
Valentín González Pérez
Indoctrina, que no es poco
Cómo citar este artículo: GONZÁLEZ PÉREZ, VALENTÍN. (2022). Indoctrina, que no es poco. Numinis Revista de Filosofía, Año 1, 2022, (CS17). https://www.numinisrevista.com/2022/12/indoctrina-que-no-es-poco.html
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La hipocresía de los políticos con la educación no dejará de sorprenderme. Buen artículo
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