

La
moda no es sólo ropa ni apariencia; es también lenguaje, reflejo y, bajo la
mirada de la sociedad de la transparencia, un espacio de contradicción central.
En ese régimen social que el filósofo Byung-Chul Han denomina “sociedad de la
transparencia”, donde la exposición, la evidencia, la revelación y la
aceleración se convierten en virtudes dominantes, la moda adquiere un doble
papel: como vehículo de visibilidad, pero también como instrumento de
disciplinamiento, de producción estética del yo y de mercado. (Han, 2015). Esta
sociedad no tolera lo oculto, lo incompleto, lo incierto; busca exponer todo al
escrutinio, al juicio y al consumo. Bajo esta presión, vestirse se transforma
en acto performativo de la transparencia, donde la apariencia se vuelve no sólo
visibilidad, sino exigencia de credibilidad simbólica.
Porque
la moda, en este contexto, deja de ser juego simbólico para convertirse en
señal de autenticidad. Quien se viste no sólo para ser visto, sino para probar:
quién soy, cómo pienso, qué valores tengo, qué causas apoyo. Esta exigencia
genera efectos positivos: demanda ética en la producción, conciencia ambiental,
responsabilidad social. Por ejemplo, los índices de transparencia (como el
Índice de Transparencia de la Moda de Fashion Revolution) han puesto sobre la
mesa cuánto (y cómo) las marcas divulgan datos sobre sus cadenas de suministro,
condiciones laborales, emisiones de carbono, entre otros. Sin embargo, ese avance
es parcial, frágil, y muchas veces de apariencia: las marcas informan “dónde
fabrican, pero no cuánto”, revelan nombres de talleres, pero no compromisos
firmes, ni rendición de cuentas reales. (Modaes, 2023; Fashion Revolution,
2021).
En
este tipo de sociedad, la moda exhibe su capacidad ambivalente: por un lado,
puede abrir espacios críticos, de denuncia y de transformación social; por
otro, puede quedar atrapada en lo meramente estético o instrumental, usada por
el sistema para sostener su propia lógica de mercado, de consumo y de branding.
En la sociedad de la transparencia, la moda se vuelve mercancía no sólo
tangible, sino simbólica: valores, estilo de vida, ideología, lo “ético”, los
“derechos humanos” etc., forman parte del empaque. Pero ese empaque puede ser
engañoso: transparencia declarada no siempre equivale a responsabilidad real.
Muchas marcas logran buenas puntuaciones mediáticas sin cambiar radicalmente
prácticas nocivas (como explotación laboral, contaminación, uso excesivo de
recursos).
Subjetivamente,
pienso que vivimos una época en la que vestirse es casi un contrato personal
con la audiencia: la moda nos obliga a construir identidades dignas de ser
vistas, evaluadas y aceptadas. En esa construcción, la transparencia se vuelve
un nuevo velo: no afecta lo profundo tanto como lo superficial. Se nos pide
exponer lo visible, lo ético que puede medirse, lo bonito, lo “green”, pero
rara vez lo vulnerable, lo incierto, lo criticable. En ese sentido, la
transparencia puede implicar una forma de homogenización: todos queremos
proyectar autenticidad, responsabilidad, valor estético “moderno”; lo diferente
o lo oscuro puede volverse sospechoso. La excepción ya no se celebra tanto como
la conformidad que se ve responsable.
Una
paradoja que me parece central es que, en esta sociedad que exige revelar,
exponer, ser claro, lo privado —lo íntimo, lo personal, lo contradictorio— se
vuelve campo de batalla. Muchos usan la moda para comunicar lo más íntimo, lo
autobiográfico, lo político, pero ese gesto ya está mediado: es consumido,
juzgado, comparado. Y en ese acto de exposición hay una pérdida de reserva que
no siempre es voluntaria, sino socialmente impuesta.
Por
otro lado, esta mirada de la moda como transparencia tiene también una
dimensión liberadora: invita a la ética, a la responsabilidad, a la conciencia
ecológica. Cuando se visibilizan las condiciones de producción, cuando se
obliga a las marcas a rendir cuentas, cuando se convierte el “hacer moda” en
acto consciente —no sólo de diseño o de promoción, sino también de justicia—,
puede emerger un modo de producción más justo, más sostenible, más alineado con
lo humano. Que la transparencia ya no sea solo espectáculo sino base para la
transformación.
Para
cerrar, la moda en la sociedad de la transparencia no puede entenderse sólo
como frivolidad estética, sino como sistema simbólico entremedio de deseos,
visibilidad, economía, ética y poder. Su significado está en tensión entre lo
que promete (identidad, autenticidad, responsabilidad) y lo que exige
(rendición de cuentas, visibilidad constante, conformidad estética). No podemos
simplemente condenarla o exaltar su valor: hay que desentrañar esas tensiones,
evaluar qué tipo de transparencia queremos, por quién y para qué. La moda
revela, pero también oculta; expone, pero también construye; seduce, pero
también exige.
Numar González Alvarado
El Significado de la Moda
en la Sociedad de la Transparencia
Bibliografía
BYUNG-CHUL
HAN. (2015). La sociedad de la transparencia. Barcelona: Herder.
CASTILLO
CASTELLANOS, PAULA. (2017). El impacto de la moda en la sociedad de hoy (Tesis
de pregrado). Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia. Recuperado de https://repository.urosario.edu.co/items/714b5cd4-7702-4112-9563-63b5f0012d1f
FASHION REVOLUTION. (2021). Fashion
Transparency Index 2021. Fashion Revolution. Recuperado de https://www.fashionrevolution.org/about/transparency-index-2021/
MODAES. (2023, 17 de julio). Cara y cruz de la transparencia en moda: dicen dónde fabrican, pero no cuánto. Modaes. Recuperado de https://www.modaes.com/back-stage/cara-y-cruz-de-la-transparencia-en-moda-dicen-donde-fabrican-pero-no-cuanto
DITTY, SARAH. (2020). Sin transparencia no se pueden dirimir responsabilidades… Vogue España. Recuperado de https://www.vogue.es/moda/articulos/sarah-ditty-transparencia-moda-fashion-revolution-sostenibilidad-indice-2020
Como citar este artículo: GONZÁLEZ ALVARADO, NUMAR. (2025). El Significado de la Moda en la Sociedad de la Transparencia. Revista de Filosofía, Época I, Año 3, (CJ16). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2025/10/el-significado-de-la-moda-en-la.html.




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