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Creación y locura al abrigo del reconocimiento

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Creación y locura al abrigo del reconocimiento

 

El arte es un sistema infinito de posibilidades.

El artista, la manifestación real de lo eterno,

y la creatividad, la esencia que envuelve los sueños.

 

El arte es el mejor modo con el que podemos tratar de dar sentido al mundo. Un sentido que, si bien es subjetivo, al mismo tiempo es común para todos. «Todos somos diferentes y todos somos iguales». Dos principios que nos hablan sobre «Ser» en nuestra individualidad, al mismo tiempo que nos conecta con los demás, con lo que «Somos». En el fondo de lo que cada uno de nosotros somos, estamos todos, y gracias a ese todo surge la diferencia. Sin embargo, la soledad del artista es a menudo uno de los peajes que éste tiene que pagar por su estado de lejanía con lo real. Y es que, la disociación con el mundo es uno de los motivos que hacen que el artista, de alguna manera, no termine de encajar con eso que llaman realidad, -asunto que para otros ni siquiera forma parte de un fugaz pensamiento-. El arte, por tanto, convive con la ilusión y se enfrenta con el principio de realidad.

Una de las maneras con la que el artista se cose al mundo es a través de la creación, es decir, de su obra. Toda esa elucubración en la que un artista está envuelto en sus pensamientos, con sus ideas…, al ser expresada y comprendida por otros, se convierte en una locura compartida; y al ser compartida, de alguna manera es menos locura. El reconocimiento es la única manera en la que los delirios se tornan en apariencia de cordura.

La literatura, la música y la danza, son tres formas de expresión artística que nos permiten perfumarnos con el aroma de lo imposible. Siempre al abrigo de los Otros y con las manos de lo reconocible. Y es ese reconocimiento, que puede ser materializado en forma de premio, el que nos da la mano hacia el hueco del sentido. Tal puede ser el caso de tres reconocimientos otorgados recientemente a tres artistas excepcionales. Hablo del Premio Nobel de Literatura 2022, concedido en esta ocasión a la escritora francesa Annie Ernaux; del Premio Latino de Oro a la Trayectoria de Cantante Pop 2022, concedido a la cantante granadina Rosa López; y del Premio Nacional de Danza 2022, otorgado a la bailarina barcelonesa Ana Morales (junto con Andrés Marín).

¿Qué tienen en común estas tres artistas?: sin duda la creatividad artística. Es decir, las tres, en mayor o menor medida se expresan a través de su obra. Se trata de una elección personal, que nada tiene que ver con ninguna otra cosa. «Crear es también dar una forma al destino» escribió Camus. Crear es prever, es representar los sueños, pero también adelantarnos a ellos. Aunque, tal y como de alguna manera advierte Pavić en Pieza única, tratar de adelantar los sueños puede acabar con nuestra vida. Es por ello que la mejor manera de hacer arte es soñando despiertos. Escribir es soñar con los ojos abiertos dice Rosa Montero. Está claro que algo de esto es, aunque otros como Coleridge han podido plasmar despiertos lo que han escrito en sueños con los ojos bien cerrados. Quizás esta creación «intersueño» sea la frontera con la locura.

Rosa López, cantante que se hizo conocida por ser la primera ganadora de la primera edición de Operación Triunfo y representar a España en el Festival de Eurovisión en 2002, cuenta actualmente con nada menos que con ocho discos de estudio, así como con una gran cantidad de sencillos, LPS, DVD’s, videoclips etc. Y aunque este reciente premio no es para nada el primero, cuenta ya con una buena colección, éste en concreto, -pienso-, es especial porque no es un galardón por un trabajo en concreto, sino que es por su Obra en plural. Una cantante es necesariamente intérprete y contingentemente compositora. Rosa es ambas cosas, aunque por motivos que no cabe mencionar aquí son escasas las composiciones que López ha podido incorporar en sus discos.

Una de ellas dice: «Siento que este mundo no es el mío | nada llena este vacío que me enseña a ser mejor». ¿Acaso no tiene que ver esto con esa disociación con el mundo propia de los artistas, pero aún más de los creadores? Plasmar esta letra en forma de canción es rellenar ese vacío y coserse al mundo. Así lo hace también Annie Ernaux, con una literatura que ella misma denomina: «autosociobiografía». Una sinergia entre el realismo y la biografía como testimonio sociológico. Y pienso: ¿escribir de forma autobiográfica (así como en otros géneros), aunque esté teñido de lo impersonal, no es una forma también de búsqueda de reconocimiento en los Otros? Rosa Montero cuenta en su libro El peligro de estar cuerda como dejó de tener crisis de ansiedad cuando comenzó a publicar ficción. Pero lo importante no fue solo publicar, sino ser leída, y con ello comprendida, esto es: reconocida. Aunque también destaca como, publicar artículos periodísticos no le cosía al mundo, sólo empezó a sentirse al abrigo de los otros cuando comenzó a publicar ficción (una locura compartida es menos locura).

Annie Ernaux, sin embargo, abandonó la ficción tempranamente. Fue mediante la escritura del relato el modo a través del cual trazó su búsqueda de sentido. Desde la historia de la vida de su madre, contada en Una mujer, de su adolescencia, que aparece en Ce qu'ils disent ou rien, hasta incluso sus problemas de salud con el cáncer de mama, plasmado en El uso de la foto (escrito junto a Marc Marie). Ernux es la primera escritora francesa mujer en recibir el Nobel de literatura, siendo otorgado en este caso «por el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas de la memoria personal (The Nobel Prize)». Y para prueba un botón:

 

A menudo, desde el principio de nuestra relación, me había quedado fascinada descubriendo al despertarme la mesa con los restos de la cena, las sillas desplazadas, nuestra ropa mezclada, tirada por el suelo en cualquier lado la víspera por la noche al hacer el amor. Era un paisaje diferente cada vez.
Me pregunto por qué la idea de fotografiarlo no se me ocurrió antes. Ni por qué nunca se lo propuse a ningún hombre. Quizá creyera que había en ello algo vagamente vergonzante, o indigno. A lo mejor, también, es porque solo podía hacerlo con aquel hombre en aquel periodo de mi vida (
El uso de la foto).

 

¿Qué decir de Ana Morales? Quizás sea la más desconocida por el público general de entre las tres artistas aquí citadas, aunque dentro del mundo del flamenco, tal y como señala Deschamps es: «una de las máximas representantes de esa generación de artistas que ha venido a revolucionar el flamenco actual». Formada en danza contemporánea y flamenco, sus creaciones parten de una reflexión transformada en discurso coreográfico en un reflejo de su momento vital. «Yo me intelectualizo con el flamenco, me hace crecer, avanzar y seguir reflexionando», declaraba Morales en una entrevista para RTVE.

La danza es una forma de expresión que te permite representar la búsqueda de sentido. Con la escritura y la música pasa algo similar. Sin embargo, con la danza esa búsqueda puede llevarse a un nivel, si no superior, sí muy especial, donde tiempo y espacio se embriagan en la eternidad de los sueños. Bailar es flotar en la inmensidad de uno mismo, es saberse en caída libre al mismo tiempo que eres el guardián de tu gravedad. Es un estar jugando con las fronteras de la locura, donde lo real y lo imaginario se pierden en el vacío de la existencia. Por eso Morales se intelectualiza con el flamenco. Su búsqueda puede tener que ver con no traspasar las fronteras de la cordura. Un proceso creativo que se sueña con los ojos bien abiertos, en una sinergia perfecta entre la locura creativa y la cordura racional. Una búsqueda del momento perfecto, del Kairós de su existencia. Y en esto consiste al final la creación, en una tormenta perfecta que se solidifica en la extensión de uno mismo, y recordemos que, en lo más profundo de uno mismo siempre estamos Todos. Por eso la necesidad incesante de reconocimiento. Así también lo siente López:

 

La vida es un devenir de situaciones e instantes de los que divagamos constantemente, siempre buscando el que resulte «preciso» para encontrar el camino y la ilusión que le dé sentido a cada segundo de incertidumbre, a cada espera. Y es en ese «Kairós» cuando nuestro corazón y mente sonríen, se reconocen, miran sin temor al sol de frente, se emocionan y agradecen, como yo en este momento (Rosa López).


Ayoze González Padilla

Creación y locura al abrigo del reconocimiento


Cómo citar este artículo: GONZÁLEZ PADILLA, AYOZE. (2022). Creación y locura al abrigo del reconocimientoNuminis Revista de Filosofía, Año 1, 2022, (CV8). http://www.numinisrevista.com/2022/10/creacion-locura-y-reconocimiento.html

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3 comentarios:

  1. Precioso artículo sobre el arte y cómo perciben los artistas el mundo y las emociones, añado, todas las personas tienen un artista interior, solo algunos ven esa luz y viven con ella

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  2. Gran artículo, aunque no sé si estoy de acuerdo con la idea de que la creación te disocie de la realidad. Más bien diría que para crear hace falta tener los pies en la tierra y entre las personas. Los/as artistas disociados/as han sido artistas a pesar de su disociación, no gracias a ella

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    1. Gracias Pablo.

      Bueno, siguiendo a Rosa Montero en lo que dice en El peligro de estar cuerda, que está muy en unión con lo que pienso, de alguna manera, las personas creativas, -Rosa dice que especialmente los escritores, yo pienso que cualquier artista casi que por igual-, son personas con un cierto desbarajuste con la realidad, esto es, hay algo entre la realidad y el artista que no termina de encajar. A través de la creación, en cierto modo el artista se cose al mundo, (ahí es a lo que me refiero que una locura es menos locura si es compartida, y necesariamente aceptada). Entonces bueno, hay muchas maneras de creatividad. Ana Morales, -pienso-, está más ligada a esa creatividad pegada a tierra que comentas. Yo me inclino más a pensar la creatividad como algo que te saca de ella. Entonces bueno, el tiempo que permanezcas disociado de la realidad es la línea de demarcación con la locura. Si tienes la capacidad de desasociarte y volver a la realidad (soñar despierto), estás de alguna manera en el límite, o si por el contrario traspasas esa frontera y el delirio se convierte en tu realidad, acabas en la locura. También hay creadores que se han pasado hasta 30 años y han podido regresar. «Los/as artistas disociados/as han sido artistas a pesar de su disociación, no gracias a ella». Pienso que es ambas cosas, lo han sido a pesar y también gracias a ella. La disociación es algo que te viene dado, no lo eliges, es como un delirio, no eliges tenerlo, pero si no tienes esos delirios controlados, la creatividad al final se convierte en artesanía.

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